miércoles, octubre 30, 2013

De los ruidos de mí

Samba que te samba el lavarropas y huele que te huele esa media va a estar limpia dentro de poco tiempo. Puntea que puntea ese maullido de gato diciéndoles a quienes bailan cuál es el momento de que sean la luz más intensa. El pi-pi de la alarma de la cochera de enfrente se encarga de los coros; ritmo-ritmo-ritmo del rasgueo de la piel cuya cascarita marca el tempo de lo sucedido y sus consecuencias. Percute que percute la lengua felina en el agua avatar. El palo de lluvia hecho con lluvia de verdad está bajo contra el fondo, ahí donde la sístole-diástole suscita. Todo suena desde su egoísmo primordial.
 Los zapatos se encargan de marcar el compás y la otra mano que se inquieta se preocupa por las teclas. No puede faltar el piano que te expresa la punta del ser que conformás. Todos acompasados a la sístole-diástole, a la directora de la orquesta, de orquesta libre de instrumentos preconcebidos; libre de conocimientos de otro latir.

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