sábado, enero 23, 2010

Instrucciones para la colición

Procure mantenerse firme pero flexible, suave pero compacto, estético pero eficiente. Asegúrese de ser contenedor ambulante capaz de transportar líquido sin que este caiga, estén abiertas o cerradas sus extremidades. Irrumpa en el medium a través de la abertura otorgada por el tirano del líquido. Perturbe su paz generando ondas expansibles más bien graves arrancando parte de su existencia al partir.

Tome la forma de quien lo contiene y procure mantenerse aislado de todo lo demás que no es usted y su nueva forma. Evite que le sucedan cosas como la de recién y no pierda la cabeza que implica filtraciones en forma de vapores y escapes aromáticos que usted no sabe percibir. No permita que nada penetre en usted, sólo puede transportarse en forma líquida hacia el recipiente que lo contiene y lo libera a la vez, llenándose a sí mismo de usted, reteniéndolo a usted entre sus finas hebras. Aproveche sus capacidades mortales.

Colocando suavemente la punta de un hisopo en un medio líquido alcóholico reposante en las paredes de un contenedor con tapa quitada, procédase a humedecer el primero sin derramar al segundo que ocupa 3/4 contenedor.

Resuélvase de forma placentera la higiene del órgano auditor.

viernes, enero 22, 2010

Envolvente

Más precisamente, me refería a esto. Ahora parece ser posible explicarlo. A perder los sueños y que eso no sea sino una fiesta de miserables. Felices miserables. Parece ser que aprendí a desear. Esos seres que éramos, estructurados, una nena que a los tres años le dice a su madre "yo quiero lo que quiero". Esos conjuntos malogrados -qué linda palabra, el poder del uso contra la tiranía léxico-gramatical del lenguaje escrito-. Esas formas ingenuas, esa resignación; si ya no se ignora, no se ha de ignorar. Pero ahora hay mucho que aprender. Ahora sé cómo no es. Tal vez pueda explicarse el Universo. Es mi camino el caminar hacia adentro. Tres espacios he de buscar. Aprendí sobre mí de cómo sé aprender y me río de mí misma hace un rato. Puedo verme a distancias inconmensurables de mí, puedo escribirme y dejarme recados para cuando vuelva, puedo imaginarme recibiendo la nota, e imaginándome en el futuro, sin saber que esa retrospectiva, me condenaría a mí misma por no haber seguido tal o cual instinto. Aprendí a reír. Y no me avergüenza. Desde el tercer espacio construído fuera de la guerra estoy: invisible a ellas, justicieras luchadoras anacrónicas. Escríbanse amenazas, dáñense por desprecio a sendos oponentes, marchítesen los recuerdos con que -hacia adelante y hacia atrás- ayer desearon y hoy descartan y mañana han de condenar a una decrépita vida en el rincón de los recuerdos a olvidar cuidar con proyecciones periódicas. Sus demandas me tienen sin cuidado. Respiro el aire del creativo silencio. Me resguardo por un tiempo de mi existencia humana, despliego el tablero conceputal: ni yo recuerdo dónde estaban los pasadizos de mi propia creación, tienen vida propia aferrada a la música de mis impulsos, al zamba de mis emociones. Pero cuando el impulso y la emoción se juntan al recuerdo, no paréceseme posible recordar una causa justificable para tal guerra. Sólo en este equilibrio entre mis miserias, es que yo podía haber aprendido a bailar. Solo decidiendo no desear por mí a la distancia, sino por mí en el hoy, al menos en mi próxima guerra, no se me podrá decir que no amé.

martes, enero 05, 2010

Estatua griega viviente

El levitar me rodea cuando no reconozco el peso de mis semejantes, cuando miro a través de lentes oscuros. Flotan ante mí las ideas ancestrales, caen ante mí las astillas de los cristales embalsamados con los símbolos ya reducidos de lo que alguien alguna vez creyó. Caen ahora, desmenuzándose entre humanos-sims, el reconocimiento y la empatía.
Me abrazo al peso de la gravedad en el espacio, me determino a reconocerme. Abrazo con mis piernas ardientes el agua hasta transformarla en las infinitas partículas de lo nuevo e innombrado dejándola penetrarme por cada uno de mis poros hasta volvernos una. El viento silba sabiduría ante los oídos atentos y humedecidos; trae consigo a las mareas y a los espirales sedimentados hasta su actual forma de circunvoluciones. La masa informe de polvo pegado adquiere firmeza con el rebotar de la luz. Soy herida en la lucha por el oxígeno: su risa me vulnera hasta lo humano, pero entonces yo implosiono hasta dejarlo sin todo lo otro que es aire; el fuego, parte de mis abrazadoras piernas, parte de un todo indescifrable ante tus ojos, ahora mi fuego, es quien va a estar encendiendo pedazos de mí.
Pero hay manos. Y esas manos irradian calor. Y esas manos reducen el espesor de su distancia hacia mí ¿Qué quieren esas manos? Y esas manos me transforman en un deseo floral que no recuerdo haber pedido. No sólo acarician mis pétalos, también me deshojan, también me riegan; pasan impunes sobre y através de mí, inescrutables, libres. Yo las dejo amasarme y jugar conmigo, yo tansformo a esas manos en manos de niño, de emocionado, de amante, de inmoral, de experimentador: Convierto mis emociones de su existencia, en parte de la misma.