lunes, junio 22, 2009

El lugar Oculto

Estoy ahí cuando llegaste. No me sorprendió tu desnudez ni tu apuro, sé quién sos y quienes te acompañan. Me saludás pero yo no te devuelvo el saludo.

Hola, Inés. Me cebás unos mates?

No te respondo, no necesitás escuchar mi voz. Te cebo un mate: preparado como vos querés, con la yerba uruguaya y las letras grandes grandes.

Se te extraña por acá... (Respira agitada)

Tuve un buen momento volando por ahí, en Callao y tu casa. Dejá de llorar, vení y volá a bailar.

Viste cómo me trataron?

Te trataron... Te trataron. Ya está, lo sucedido sucedió y por una buena razón, sin excusas. Vení conmigo.



Inés corre un sillón. Revela una escalera oculta, en caracol. Espiral descendiente que lleva a un lugar donde El Gato Noné nunca supo que estuvo.

No voy a recordar que estuve ahí?

No tenés que recordarlo, tenés que aparecer... como las flores celestes de primavera, el regalo de vida que viene cuando no lo esperás... brotando de abajo de tus zapatitos de charol limpiados por clara de huevo.

Me estás pidiendo que cree un lugar nuevo o que vaya a uno que no haya recorrido?

Inventalo para notar que siempre estuvo ahí.

(falta título intermedio)



El lugar está un poquito desordenado. Es el lugar que está rodeado de los que no saben escuchar. Hay una mesa ratona y muchos libros desparramados sobre ella. Uno de Nietzsche, un librito para colorear, con dibujos bobos, uno de mandalas, uno cuya tapa no tiene ninguna inscripción, uno sobre física cuántica para principiantes, un volumen de El Capital, y un cuaderno de partituras de Piazzolla.

Hay un cuaderno de anotaciones abierto, con una frase de madre, una frase de Bowie, los nombres de unos cuadros vistos en internet y una gran mancha verde de plastilina desparramada.

Por la ventana se sabe que es de noche.

Llegaste! Cómo estás cariño? - Iván pregunta con una sonrisa de oreja a oreja, y con ojos rojos de la nicotina y la noche y el llanto.

Priscila te quiere mucho... vos sos Iván, ése Iván. Me pregunto qué habrá hecho que nos encontremos.

Estoy acá para recibirte, no para tirarte el humo en la cara. Así que, hay una túnica del color que quieras esperándote, para que seas la diosa que desees ser. O podés ser simplemente El Gato Noné, y vestir tu desnudez.

El Gato Noné se mira y dice: Si alguien estuviera disfrutando mi cuerpo, por ningún motivo me vestiría.

El color, Noné, el color. Es crucial elegir el color de la diosa que elegís ser.

El rojo es el color. Rojo carmesí.

(La habitación entera se reviste en rojo, detalles en negro y madera)

Tengo un largo recuerdo, que viene lento como un pianissimo de violín: unos cabellos rojos de una dama que se llamaba Alicia. Pero no recuerdo quién es. Diosa Alicia Noné, cuál es el poder que tiene usted?
Debería decir que el placer, pero no puedo nombrar algo que no puedo profesar ahora. Debería decir que llevo la sabiduría más allá del Olimpo. Pero hoy me cuesta hasta decir palabras. Quizás pueda decir que aprendí a dialogar con los gusanos, y ganarles con la pluma.

Felicitaciones, entonces. Pero tener una habilidad, no es tener un poder. Qué poder elige, entonces, aunque todavía no lo considere suyo?

Creo que lo que mejor se resume es el poder de la seducción.

Genial. El poder de la seducción abre muchísimas puertas. Pero lo que mejor hace es abrir caminos para otros, hacia uno mismo: quien seduce, logra mostrar la ruta hacia uno mismo pero la pregunta es ¿Qué ruta sigue el seductor? ¿Hacia dónde va si todos los caminos apuntan a él mismo?

Pediste que lo nombrara, aún sin conocer su identidad completa. Eso hice. Sólo me permito hablar por mi misma, y yo voy--
No es nombrarle por mi boca todavía, ni oíble por tus oídos.

Una reverencia concesiva de Iván sucede a las palabras de Noné.
Debo responder a una pregunta que todavía no me ha hecho, que quizás, dé sentido o dé canción o dé lo mismo. Mi túnica es gris, y mi poder, es el de calmar. Soy el equilibrio. Y el caos.

Finalmente me liberé del equilibrio. Ya tiene otro nombre que el comandante a cargo. Entonces la antesala al Caos realmente traía al caos. Entonces el caos realmente es el equilibrio y no todo lo demás. A eso se refería Él cuando me acusó de haberme peleado con la moral.

¿Quién es? ¿Quién te acusa de pelearte con un espectro?

Son un espectro condensado. Son los hombres que supieron quererme. Son los hombres de quienes tuve que cobrar su sangre a costo de mi libertad.

Oh el ajedrez. Alfil a T5 y jaque a la reina. Dame un tiempo. ¿Podría pedirte tu anotador?

¿Mi anotador? Pero yo nunca salgo sin mi anotador... ¿Y si quiero anotar algo?

Si me lo concede, prometo devolvérselo en su estado, más 1.

¿Y si quiero anotar algo?

Entonces podrá hacerlo, luego de que lo haya leído.

¿Y por qué quiero yo que usted lea mi anotador?

Porque yo soy usted-. Y su anotador es todo lo que no quiere decirse.

¿ Y usted me lo va a decir?

Por supuesto que no. Pero va a haber un más 1.

Iván, yo no lo conozco, sé que tiene buenas intenciones, pero es que lo último que necesito ahora son acertijos.

¿Qué necesita ahora?

Sentir hacia dónde poner los gusanos para poder moverme de acá, poder acomodarme y encontrar la forma de disfrutarlo todo.

Sin embargo usted eligió un poder diametralmente opuesto a lo que desea.

Opuesto y complementario, tal vez.

O tal vez no.

Yo me dije a mi misma lo que quería pero ya no sé nombrarlo, le voy a dejar el anotador, pero sólo porque confío en mi.

Iván agarra el anotador, saca de su bolsillo un libro, de él, un señalador. Abre el anotador y sin mirar su contenido deja el señalador allí. Lanza lo más lejos que puede el hermoso libro de Rayuela, el anotador en el piso y se va caminando sin decir adiós.

Noné, sin consuelo pero algo desconcertada toma una tela roja del piso, se cubre con ella, observa el señalador que dice:
“ Un señalador sirve para poner tu atención en donde no sabías que ya estaba”

Aprieta y arruga el anotador Noné y sale caminando, paso a paso, lentamente, sube la escalera caracol y con toda delicadeza, con sus brazos débiles por la tristeza, pone el sillon nuevamente en su lugar. Con la cabeza gacha vuelve hasta su cama donde se queda dormida en posición fetal-.

Shhh...silencio y respeto... una ilusión yace aquí

Tac

Tac
Tac
Tac
tac... shhiuck tac
tac

shick tac
silencio-.

El Gato noné vuelve a su solitaria habitación. Nota el decorado.
Seguro las lapiceras las recolectó Dafne. -piensa- . Me pregunto qué será de Lautarlo.... claro, el encenderdor violeta, Lautaro siempre sabre lo que necesito. Tal vez si lo llamo...- no.

Hola bonita! Al menos alguien todavía tiene simpatía conmigo en esta casa -Noné acaricia la cara de la perra, le sacude las orejas y le da dos palmaditas, la perra se acuesta a su lado en fiel compañía, se estira como quien se dispone a siestar-

Noné investiga sus guantes, y se los saca como si fuera la única actividad del día, como si cada segundo que le robase al guante fuera un segundo menos para ella.

Tengo que arrancar, tengo que arrancar, tengo que arrancar piensa Noné mientras pierde la calma. Respira hondo.

Camina en círculos por la habitación lentamete, se mira, se admira, se irrita, alucina, se ilusiona.

Soy una mujer hermosa y aduáz, tengo la inteligencia, tengo el poder, tengo la magia y el caos, yo puedo con esto, no puede ser tan difícil. grita Noné.

Silencio.



(tiempo)




Silencio.

Noné camina lentamente al baño, un pie al prncipio, el otro a continuación, no requiere mucho pasos llegar a él. Baja la tapa del inodoro y se sienta allí. Se mira al espejo que tan sólo le permite verse hasta los hombros: en el medio hay un jabón, una pincita de depilar, un peine, un cepillo de dientes mal enjuagado y una toalla usada.
Noné se mira los pies y se da cuenta que está pisando su vestido favorito que se sacó cuando se baño quién sabe cuándo, no le importa.
Deja la boquilla de lado. Noné sube la mirada y se mira el torso cubierto de ropa elegante y en un rapto veloz se la quita sin cuidar su peinado, sin cuidar su figura, sin importar su nariz.
Se mira al espejo.
Ahora también puede verse las clavículas y jugar con sus hombos.
Pero Noné empieza a llorar.
calmate calmate calmate calmate calmate calmatecalmate calmate.... too late ah?

Mira sus piernas Noné, recubiertas de un pantalón ajustado, se quita las botas de cuero, debajo de las cuales había unas medias con ositos, que se las quita también.

Las palabras son mis amigas las palabras son mis amigas las palabras son mis amigas, las cosas se ofrecen como símbolos. Mira el espejo.

Mi cara cuando lloro.

Ya no me sorprende. Perdón Dafne, ese fue tu descubrimiento.
Sé que sos incapáz de entenderme, pero ya no puedo soñar tus sueños, si supieras en dónde estuvo Priscila, si supieras lo bien que ella hizo las cosas, si supieras el remordimiento que tengo por haber destruido su sueño y no lograr contruir uno nuevo. le dice Noné a su imagen en el espejo.

Si supieras que un gusano lentamente se comió mi "todo lo que tengo para dar" eso que no sé nombrar si quiera, y por tanto, no sé reconstruir.
Me pregunto si podés sentirlo. Yo me escapo cada día de la mirada inquisidora que me devuelve el espejo, de la mirada tierna que me devuelve el espejo por esa mirada que duele.

Me miro Dafne, sigo mirándome, pero no me veo, porque este cuerpo es el tuyo y nosotras no nos entendemos.

Noné levanta su pierna, tironea del pantalón y se lo quita dejándolo en el piso, pisándolo.

Priscila me adviritió todo lo que tuvo que hacer para remotar lo que vos le habías dejado, me contó de la importancia de Lautaro, me dijo que no repitiera la historia.

Pero no tengo que redimirme por esto Daf, mis intenciones fueron tus intenciones.
No. -Se para el Gato Noné. No . No es pasado, yo no voy a suicidarme como todos ustedes. Sé que hay muchos gusanos esperando por mi, pero yo puedo yo puedo yo puedo.

Se sienta de golpe nuevamente golpeando la tapa del inodoro por la brusquedad del movimiento y comienza a llorar desconsoladamente, se tapa la cara.-

No sé si puedo Daf.
Mira como si alguien fuera a compadecerse. EL espejo le devuelve una triste mirada.

Abre la puerta el gato Noné, desesperada, mira hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia adelante, no recuerda el camino, nunca recuerda dónde hay que girar pero ella corre porque sabe que siempre llega, pasa por su propia habitación solitaria, sale al pasillo que está decorado con los mismos tonos y formas que el resto de las habitaciones mira por los vidrios de las puertas trata de recordar qué hay en ellas, los números no ayudan. Corre por el pasillo Noné y ve la antesala del caos. Allí se detiene.

Estoy desnuda.

Corre Noné, abre la puerta que dice "sólo para personal autorizado".

Cierra con un portazo asegurándose que ni el aire penetre allí.