martes, junio 28, 2011

Recaída

... empezando por las monedas que por sobre todo insisten en no parar de girar cuando las ideas pararon de gritar y te las bate de nuevo y te rebate de un arrebato. Un buen bate colocado de lleno en la excusa que funcionaba tan pero tan bien acompañada de todos esos pretextos y embellecido con entrelineado de andar simbólico que aspira a gualicho pero se corta con la risa.
Me congelo. Miro al abismo. Tiene la cara fría y la mandíbula tensa. Me mareo al transformarme en humo que sale de la boca que tose y no grita y me dibuja mirando al abismo para que lo mire porque es quien pita quien lo ve y va hacia donde yo-humo no sé que voy, impresa de su aliento, y estoy en la habitación de los hilos y las palanganas y todo movimiento es un accionar de otros movimientos perfectamente concatenados y sincronizados al ritmo de lo que pueden, para que salga, para que funcione, para que suceda.

miércoles, junio 08, 2011

Paisajes

El parque tenía bastante verde y en esta ocasión me resulta relevante hablar de intensidades. De pigmentación: Un verde pasto claro, o así lo dice el recuerdo del brillo en mi retina de ahora. Un verde con movimiento de Van Gogh -las verdes oscuro dientes amenazas- con brisa animé, con actitud reflectiva y había bastante amarillo y un poco de ese azul que no es profundo ni manantial pero no sé qué es aunque sé que es más claro que todo lo que yo me imaginaba asociado al azul, frío y profundidad de mar, azul quieto e inerte o tal azul pero es increíble cómo no puedo recordar la escala de colores que no es la que siempre miro y ahora quiero acrílicos claros y palabras que no se encadenan sino que bailan y saber qué música estoy bailando y pasa la señora con el cochecito de bebé regalándome una sonrisa sincera y auténtica y ahí van los abuelos, tiernos y elegantes, peliblancos cojiagudos delirando por tomarse de las manos -él caminaba más despacio para no apurarla y se conservara elegante-. El aire más bien era... no como brisa, algo más irreal y menos necesario pero estético y exigido por la escena y el agua era más decorado que agua pero lo que hicieron los peces, eso sí que no fue ensayado o que justo donde los peces jugaban fuera una parte de la escena que incluía a la señora triste que tenía dos palomas en su mano y las contemplaba absorta en busca de algo más tranquilo, como si las palomas le dieran música al ruido y ¡ay! pero el Sol sí que estaba en todas las escenas y en la que más me gustó fue en la del palito del piso que quebré tres veces, todas con las suelas de mis zapatillas, la última fue la más crujiente. El cuerpo desapareció. Y eso es verdad, tan verdad como esa nena que no me creyó la mirada firme, o sí me la creyó, pero me la devolvió y me miró firme y me contemplaba los ojos porque sabía que le estaba diciendo algo distinto y ella me dijo todo lo que sabe hasta regalarnos el instante.
Y yo agarré la hoja, la hice un bollo y la arrojé al rincón, cruzándome de brazos como acto seguido.

sábado, junio 04, 2011

Escindida y mortal

Yérgome con un pie a cada lado del abismo
Me descubro en la madrugada asediada por el Sol
Invadida por el recuerdo de un ocaso en este amanecer corpulento
De sangre roja y temperatura viva
De recovecos encontrados sin orden ni panal
De los sucios tulipanes enredados en el pelo de ayer
Me derramo en el vacío y me pregunto todo lo que no pretendo responder
Roedora sabiduría de sabio
Espanta pasados a latigazos tenues
Recomienda la película y se sienta a verme flaquear, empezar, flaquear.
Disfruta mi desconcierto y saborea mis derrotas del porvenir
Me observa absorta -ella, yo- contemplando mis juguetes, mi fuerza, mi contemplación
Me ve intentado encastrar las formas
Mientras pierdo la compostura, pues no comprendo.
Me acaricia los hombros hasta la paranoia
Y me moldea a su puro placer.
Deborador presente que me escinde
Me deviene en mi yo más bifurcado
me sofoca hasta expandirme
moldeándome abrasador.
Lego de arrasadora tomo entre mis pies las armas que ya sé manejar con las manos
Tomo con las manos lo que no solidifica
Tomo el brebaje y desparramo la idea
posando en mi figura más escondida:
Me pulverizo para alimentar el paisaje.