viernes, noviembre 27, 2009

Rechazo

Rechazo.
Juego de espejos.
Rechazo el rechazo, el concepto de rechazo me rechaza y yo sin embargo rechazo tantas veces y a veces y sólo a veces me veo reflejada en mi rechazo o siento algo de compasión y otras veces soy rechazada y eso es un conjunto de fuerzas del que simplemente no puedo huir ni medir imparcialmente. Como si rechazo y dolor caminaran de la mano en círculos hacia la izquierda alrededor mío alterando mi tiempo, desarmándome, no dejándome pensar.
Fuerza natural de magnánime alcance y dios salve al espíritu santo, enter.
Refracción. Ahora dolor quiere volverse peyorativo y pone en la mano que le da al rechazo una broma de mal gusto.
Reflexión. El espacio de la mente en blanco siendo arrastrado por el magnetismo de todas las magnánimes fuerzas actuando sobre la psiquis, bailando al son de la concatenación de palabras, llevándome a un sincompás, sosteniéndome en el no-tiempo, no-espacio, arrastrándome fuera de mi cuerpo -pero siempre prisionera de las grandes fuerzas como si yo no fuera una de ellas-.
Me miro rechazando y dolor le presenta rechazo, a culpa.
Culpar. Creer que las cosas suceden en un efecto de acción y reacción. Compartir la ronda con la voluntad que se fuma la broma de mal gusto que el dolor le quiso hacer al rechazo.
La ronda se dentiene. Todos buscan, buscan. Desesperadamente, entre las ropas de los otros, pasean entre los rayos de las distintas magnificencias formando dialécticas inescrupulosas e impensables (impesables) por Parménides. Todos busquen a la ausencia, se ha dicho -pero nadie dijo nada-.
Rechazo la idea de rechazo y no puedo hablar sobre él, y eso quiere decir que el rechazo me rechaza. Quizás el dolor o la misma ausencia hayan caminado entre el rechazo y yo, buscando la ausencia y hayan roto la supremacía.
Necesito un nuevo rechazo y decir exactamente todo lo que no quiero.
Creer.
Creo que la elegancia finalmente le dio la mano a mis derrotas.
Huyo de mi cuerpo, un poco más.

lunes, noviembre 23, 2009

Algo

-Disculpá, ¿te molesta si caigo muerto acá?

-Salí, ¿no ves que me das mala imagen?
-Disculpe, no quise molestarlo... -sigue caminando cabisbajo arrastrando la botamanga del pantalón-.
Algunos pies caminan rápido, tan rápido que no ven que el corazón les grita que paren, que los semáforos les ponen marcas de stop, que no se dan cuenta que de esa paloma gris-ciudad les cagó el tapado al vuelo. El pedacito de bolsa se chocó contra el tapado cagado e hizo dos giros veritiginosos entre el aire sobrecargado de agua que hoy regala Buenos Aires y se choca con la rodilla huesuda del pantalón semi verde, semi gris desteñido y muy usado y una mano con pelos en los dedos la quita y se entrega a sí misma a la intersección con otros cinco dedos, sin pelos estos, con uñas muy rojas y muy cuadradas y tal vez filosas y cuando esos dedos se abren para dejar pasar la pollera se impone y le cuenta a las medias dispares que quisiera ser invitada a cenar esta noche porque la lluvia (casi nombro a la lluvia de verdad, esa que hace ruido a jota) y avanza la pollera con paso audaz, rápido como si llevara tacones, qué tontería, pollera con tacones.A mí me gusta cuando los pies caminan chistoso, como dando un salticadito antes de apoyar definitivamente el talón, en el momento preciso en que el otro pie se dispone a ganarle la carrera al que anda salticando, tal vez se crea muy vivo pero a mí me gusta porque caminan como jugando pero sin prestar demasiada atención. Iuc, tac tac tac tac shiuck tac tac tac tac shiuck tac tac tac tac shiuck hace el que acaba de pisar la mierda del perro que el tipo del edificio gris y beige ni en pedo saca de la calle porque él es un hombre de negocios y si tiene ese perro es sólo porque su hija estaba insoportable luego del juicio con la loca innombrable que se llevó la mitad de los bienes y para colmo le hizo comprar un perro “por el bien de la nena”, esas pelotudeces que dice su chiflólogo. Pero mirá la cola de esa pendeja, es un canto a la vida...

-Disculpá, ¿no me convidarías fuego?

-No, si no comprás algo, no.

-Ah... bueno.

Igual era el quiosco de la parada del colectivo.

Ahora el tipo que quiere caer muerto se sienta en el escalón de un edificio y mira sus pies: sus zapatillas de lona algo gastadas pero en buenas condiciones, el ruedo deshilachado del pantalón -y algo mojado-, el cordón se movió un poquito y se ven las marcas de donde había estado en forma de manchas negras diagonales todo al rededor del enroscado cordón. La zapatilla izquierda se está por desatar y con sus manos- Camina el portero del edificio hacia él y empieza a barrer, barre todo, y eso que ya estaba barrido, y cuando llega a él con un escobazo a su pierna izquierda lo hace levantar. Amablemente se queda parado para dejarlo trabajar y en el momento en que atina a querer sentarse nuevamente, sale el administrador del edificio, o un vecino muy aburrido, quién sabe,

-Ch, ch. Acá no mugroso. La mirada firme, agresiva, militarizada y ya entrenda para tratar con vagos arapientos como estos. La mirada pasiva, reprobadora, descontenta, desconcertada, resignada. Acá no hay con quién hablar.

El cordón desatado y el cordón enroscado emprenden el camino nuevamente pero lo arrugados que se pusieron al ver a esas dos patitas descalzas sucias y pequeñas resistir contra los zapatos de cuero negro y tres pasadas de cordón-ojal, con el entusiasmo del caballo que es obligado a correr en su día libre friccionaban esos piecesitos contra el baldozón que parecía lastimar en sus intersecciones y aún así los zapatos de cuero negro tieso lo hicieron avanzar a la carrera que no quería correr pero que va a correr igual, justo como esos dos pares que van ahí que vaya uno a saber a dónde van si es que van hacia algú lugar.

Disculpá, ¿te moesta si caigo muerto acá?

No, si a vos no te molesta que te acompañe mientras tanto.

sábado, noviembre 21, 2009

Ernesto Sábato -Sobre héroes y tumbas- V frag.

La “esperanza” de volver a verla (reflexionó Bruno con melancólica ironía). Y
también se dijo: ¿no serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas
como éstas? Ya que, dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en
acontecimientos que, de producirse sólo nos proporcionarían frustración y
amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex
esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber
creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y
paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son
constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo,
parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen
debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte
de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre
vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una
nueva y brutal desilusión.

viernes, noviembre 20, 2009

Carta [con censura]

Ahora hace dos días se me hacía difícil respirar. Ahora hace dos días, vos estabas esparcido en un manojo de nervios conectado a una central eléctrica. Ahora hace dos días yo me quedaba sin palabras, pero con un juego en la mano: el que no sabía si jugabas. Ahora hace dos días y un poquito menos, yo tenía tanto que contarte -con un juego hermoso entre las manos-.
Tal vez tantas cosas-.
Me levanta la gravedad del jazz y me pone a flotar entre la brisa que corre entre mis dedos del pie, me embriaga el whisky de tu advenimiento y mis dedos que gritan al compás de las palabras que tal vez quieras escuchar.
¿Por qué antes no pero ahora sí y mañana no sé? Realmente no me importa, nada me importa si ahora es sí, si te estás acercando con las uñas retraídas y me aceptás un mate y salís de mi boca en forma de humo del habano que me compartiste cuando estaba acostada boca arriba con el escote un poco torcido y de mi boca paseás por la habitación y recorrés los recuerdos que flotan pero sólo un poco a menos que vos los estés recordando y en forma de humo entran por la bocanada que le doy a tu habano?
Te sentí tan cerca, tan injustamente cerca, sin pedirte permiso, sin contarte cómo paseaba al lado del vino y te inventaba manos y me tocaba el cuerpo y me acariciaba con sonrisas que te dibujaba en la cara y te contaba lo del asunto de la barba aunque sé que lo tenés bien sabido pero a mí me encanta verte escucharlo y que con las manos que te inventé te toques la cara y descubras que sos el hombre que invento y que elijo.
Sabía muy rica esa palabra que no dijiste, cuando hablaste de paz -y sólo paz-, cuando hablaste de que somos tan- (mientras el jazz, el habano, el whisky, vos, yo). Cuando casi me confesás que también te sentías feliz. Nada más hermoso me podías haber regalado que la idea de que -tal vez- te hayas sentido feliz a mi lado y haberte podido regalar una noche que disfrutaste y algo en qué pensar con cariño.

martes, noviembre 17, 2009

Claro, el propio letargo

El letargo, lo que estoy viendo es el letargo, lo que todos me están diciendo, lo que todo me está diciendo, el propio letargo, ahora lo entiendo. El mal timming es la prueba fehaciente de que tiene que ver con la línea de tiempo. Con lo que no hago.
Mis palabras en las palabras de todo y yo esperando porque de todas formas, ahora ya no faltan seis meses, ahora no sé exactamente cuánto falta pero sé que son menos de seis meses y hay personas que de a poco se dan cuenta la cosa que me brota y ahora parece que se nota pero sólo un poco y tal vez si lo ven, me pueden ayudar a entenderlo.
Fui empujada fuera del letargo y las cosas me regalan el placer de desencontrar su lugar. Todas las situaciones están siendo atípicas, apagué la frecuencia ensordecedora, hola, juguemos.
Me sacudo los cachitos de sonido que quedaron en mis orejas de a poco, ahí, atrás de la oreja, tal vez vuelvas a escucharme.
Volver a mirarme con intriga en el espejo, jugar a que no lo miro, verlo sólo cuando las casualidades lo permiten ¿Y yo salgo así a la calle? No puedo pensar en mí en la calle desde el ruido de mi cabeza con ese vestido rojo ¿Para qué me lo puse? Igual escriba lo que escriba estoy diciendo lo único que soy capáz de decir ahora.
Perrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrraaaaaaaaaaaaaaaaaaa! (perdón invadió Luca la habitación)
Oh sí tengo termo, después de años-mate tengo termo, puedo hacerme un mate, volveré.
Mi escritorio está paricularmente hecho un bardo, necesito espacio para el mate.
No digo sí a todo, porque ya no lo querés [yo no puedo hacértelo], porque sólo sé-. Sos el plan más bizarro que se me podría haber ocurrido, y te adoro por eso.
Tengo una cosa ahí que no entiendo como si estuvieras pasando las carpetitas en forma de ícono de la carpeta de música hacia la derecha pero pensando en que vas hacia la izquierda.
¿De verdad lo logré? ¿De verdad el autotratamiento subconciente funciona? Tuve el impulso de abrir la ventana y elegir tomarme un día para mí.
Creo que nunca había tenido un amanecer tan largo y placentero.

sábado, noviembre 14, 2009

Dissolved girl [Sara Jay - Massive Attack]

Shame, such a shame
I think I kind of lost myself again
Day, yesterday
Really should be leaving but I stay

Say, say my name
I need a little love to ease the pain
I need a little love to ease the pain
It's easy to remember when it came

'Cause it feels like I've been
I've been here before
You are not my savior
But I still don't go

Feels like something
That I've done before
I could fake it
But I still want more

Fade, made to fade
Passion's overrated anyway
Say, say my name
I need a little love to ease the pain
I need a little love to ease the pain
It's easy to remember when it came

'Cause it feels like I've been
I've been here before
You are not my savior
But I still don't go, oh

I feel live something
That I've done before
I could fake it
But I still want more, oh.