viernes, abril 17, 2009

[Al honorísimo y benigno Dieguito de campos gladios]

Me dirijo a Vuestra Señoría (de aquí en adelante V.S), pidiéndole permiso a Dios para encarar semejante tarea a fin de informarle sobre acontecimientos recientes aquí, en sus dominios terrenales, V.S.
Con una mano de Dios en el corazón me atrevo a adjudicarme la posibilidad de dirigirme a V.S aunque no lo merzca dada su grandeza, pero es que mis señores padres terrenales, siendo siempre Dios mi padre, iniciarán próximamente, una travesía hacia las tierras de la lejana España Continental.
Es por esto que me tomo el atrevimiento, y Dios me perdone, de consultarle de forma personal, si no es una ofensa para V.S., si conoce algún hospedaje pertinente para tan importantes hijos de Dios. Cuentan con dos caballos, y especias que le hago llegar a V.S. desde su lejana tierra llana a modo de agradecimiento por tomarse la molestia de posar su mirada sobre mis humildes palabras. Estimo que si los caballos no sufren de herradura floja, estarían arribando en Babylonia el trece de mayo del corriente. Sepa perdonar números tan nefastos pero V.S. comprenderá que si por mi fuera jamás hubiera dicho tan demoníaca palara en una carta dirigida a V.S. Su estadía contará con dos esclavos, un arquitecto y un constructor (sólo se requiere habitación para el arquitecto y el constructor.

Beso las manos de vuestra señoría y aguardo impacientemente, pero con mesura, señales de V.S. y me sentiré bendecida por el mismísimo Dios si así sucediere.
Suya,
Priscila de Buenos Aires, Bélgica.