martes, diciembre 18, 2012

Todas las hojas son del viento, menos la luz del Sol...

El miércoles que quería ser jueves le recomendó a la Troya que quería ser caballo, que se desplegara mañana. Pero hoy es martes. Y el barullo del asunto está en el absurdo y en el momento de encuentro, el confusísimo momento de encuentro entre ese jueves inmaduro y ese miércoles escurridizo. No faltó el grito en el cielo de la planta tubércula que se hizo Sol hace dos veranos, desplazando a ese Sol que quería ser viento para, por una vez, no pertenecerle(se). Troya de las arenas de plata molida, de sanja sin poema y suelo escurridizo, y por eso miércoles de suelo escurridizo como arena que escapa por el tornado del reloj de arena; el miércoles quería ser jueves. La Troya no llegaría tan pronto (el caballo no sería llamado corcel, pero correría dentro del viento y, por eso, le pertenecería). Y nadie sabía qué quería ser el viento, el Sol, porque daba señales contradictorias, pero podía ser hoja troyana y sumarse a la caballeriza y correrse la cola para seguir teniendo movimiento (para seguir siendo viento y para seguir perteneciéndose a sí mismo). Nadie pensaba que lo que realmente quisiera el viento fuera eso, pero todos conocían su pasado de haber querido ser ego y contexto, todo a la vez. Porque pasó mucho tiempo desde que no entendía(era) el Sol, porque el Sol una vez le perteneció, porque el Sol una vez fue él; pero, y ahora... ¿quién es quién? O ya no son y son parte de la arena que pasa por el embudo y coquetea corrediza con el final del recorrido. Con el descanso, hasta la próxima vuelta.

miércoles, diciembre 12, 2012

Minimal

la calma con que pulula la mariposa
su tiempo eterno
mi contemplación
de su final inminimalente
y sus manitas ansiosas
que lo quieren agarrar todo
opacadas por sus alitas de colores
que lo deslumbran al mundo lo deslumbran
pero que se ocultan de mi vista
se difuminan en el contexto
en el observador
pero la cajita sigue ahí
y sigo sin poder ver las respuestas
a las preguntas de siempre
reformuladas tantas veces como yo
respuestas de vapor y amor
las que quiere agarrar con sus manitas
con sus ansiosas
Y la cajita es solo un sueño
pero también es un cuento
al que se le caen las letras
por el drenaje inexorable
de la profundidad de mis ojos.