miércoles, enero 09, 2013

Las influencias de Drawing in the Right side of the Brain, en mí


Cada vez que dice izquierdo, intenta decir otra cosa. Por favor, no se le atribuya a un lado, un juicio moral.

Yo no sé qué es real. SI la historia que me cuento, que ni siquiera conozco completa… si esos momentos en que extiendo las manos desesperada desde la tierra de las partes del todo que no me gustan o que me gustan pero me quitan más tiempo del que me gustaría y eso es tan, pero tan racional que me exaspera un poquito, tanto como esas dos hormigas que intentaron ser confundidas con gotitas de sudor y todo lo que no pude gritarles, porque solo sé enojarme con mi lado izquierdo, porque si vomito palabras tengo que darle la razón de que estoy más creativa y ojalá que alguien note la chispa. Pero también es real mientras estoy ahí, sumergida, profunda, relajada, como en un entresueño que te tomaste cuando necesitabas tiempo y ahí está otra vez el lado izquierdo recordándome el tiempo y uso el estómago, lo amplío hasta la claridad otra vez. Soy dueña de mis órganos. Soy dueña de cuidarlos. Y ese trabajo infinito de degustar cada cosa como si fuera un privilegio, porque es ridículo completamente irracional, algo como el lado derecho, un tanto caótico y atrevido, un tanto totalizador. Y ahora quiero acceder a la contingencia del tiempo, entendida desde el lado derecho. Porque el tiempo le pertenece al lado izquierdo. Y entonces, para eso, voy a tener que dibujar al tiempo (próximamente…) Porque me gusta balanceado; no igual, no equilátero, balanceado: Me fascina el equilibrio.

1 comentario:

morpheus dijo...

El equilibrio es, más que nada, balancearse, debatirse, caerse y levantarse. El equilibrio, sobre todo, es ese transitar la cuerda floja con el habismo ambriento, hangurriento, esperando nuestros cuerpos en caída, nuestras almas desgajadas. El equilibrio es, también a veces, ese ansia neurótica y utópica de igualar los lados, de balancear los pesos, de sincronizar los tiempos que el caos, despreocupadamente, nos propone confusos y sin orden.
Pero sobre todo, antes que nada, el equilibrio es buscar el equilibrio, es transitar los caminos sinuosos en búsqueda del recto, es ocuparse y preocuparse de las medidas, de los pesos, de lo justo y de lo injusto. El equilibrio más que una llegada es un camino y más que nunca tocar el suelo, es levantarse y volver a subir a la cornisa, habiendo aprendido aunque sea algo en la caída.