viernes, junio 19, 2009

En el castillo de la Condesa, sin el Conde.

El salón es de madera y terciopelo bordeaux.
Cuenta con dos sillones de los mismos materiales pero en color azul, en el centro de la habitación ubicados en L. Un sillón es de dos plazas y el otro de tres y ambos están apoyados sobre la alfombra gris que está contorneada en uno de sus lados, casi llegando a la puntita, un velador de luz cálida y pantalla ancha.
También hay tres luces en un spot de tres pétalos blancos-vidrio en el centro de la habitanción, pendiendo del techo no muy alto color madera oscura.
Las maderas del piso rechinan un poco, parece ser que hace frío en donde están, o simplemente alguna pérdida de agua o un accidente hicieron que la madera se hinchara.
Evidentemente hay fumadores en la habitación, el aire está pesado y huele a ceniza, si supiera jugar al póker pensaría que alguien está jugando.

Entra a la habitación El Gato Noné con sus botas de cuero que resuenan en la madera hinchada y húmeda, con su boquilla para cigarrillos que es llevada con radiantez y su ya clásico anotador negro con lapicera de pluma en la otra mano.
Su postura es perfecta. Su caminar audáz, su mirada hechicera, su soberbia, de condesa, su sabiduría, de oráculo.

-Buenas noches, caballeros y señoritas. - mueve su pitillo hacia atŕas y baila una reverencia-

Dafrne: Buenas noches Condesa.

La Condesa anota:

Dafne está vestida con una remera suelta y un joggin, trae medias y pantuflas azules y por su postura aniñada y su cara hinchada, imagino que estuvo llorando de nuevo

Priscila: Tómese un whisky -vuelve a su posición anterior-

Priscila está claramente borracha: a duras penas puede fijar la vista. Hoy tiene un vestido con estampado de caos blanco violeta y negro, trae su pelo recogido en un rodete tensado y se la percibe desatenta

Lautaro parece estar muy entretenido hablando con Teresa, como si estuviera tratando de mostrarle una gran verdad.

Lautaro se ve hermoso. Arrogante como siempre, su voz acelerada pero entendible, mueve las manos con más gracia que nunca. Sabe que desde acá no puede lastimar.

Teresa parece interesada en lo que dice Lautaro
-le suena el celular-

Gorda no llego a casa, me colgué, ¿podés darle vos de comer a los chicos?

- Te dije que no me llames cuando estoy en las reuniones del sofá.

-corta el teléfono-

-Disculpe Condesa, baja la cabeza Teresa.

(no quedan lugares en los sillones y sin esperar ninguna clase de recompensa por ello, ni siquiera una mirada aprobadora, Lautaro sale por la puerta y vuelve con una silla para Noné.)

El Gato Noné detiene sus anotaciones.
-¿Cómo va muchachos?

gestos corteses como de alumnado recibe a cambio El Gato.

-Bueno habrán visto que la situación esta vuelta está un poco más...extraña... que otros años. Intené mantener el timón pero cuando me lo pasó Priscila lo llevaba derecho pero sin rumbo.
Ya vieron el intento que hice por encausar las cosas pero bueno, no siempre se puede. La circunstancia actual me permite decir que no tenemos rumbo fijo, que la marea está fuerte pero nuestra nave flota estable por ahora. Pronto vienen las olas del noroeste y vengo a hablar con ustedes por pura necesidad.

Él- ¿Por qué te ayudaríamos?

Dafne: Yo quería agradecerte por ser Irene Adler desde el punto de vista literario, es bueno saber que en las vidas futuras alguien se acuerda de los deseos de anteriores, un poco de respeto por los caídos.

Lautaro y Teresa cuchichean por lo bajo mientras El Gato Noné hablaba, por lo que están mudos pensando qué neutralidad decir para quedar bien.

El Gato Noné se impacienta y eleva la voz

- ¿Nadie va a decir nada? -los mira a cada uno por separado atomizándolos-

Lautaro: Bienvenida al caos.

Pandora: Nadie dijo que iba a ser fácil mi estimada, ya todos nosotros nos bancamos los gusanos, hacé lo que te parezca y dejanos en paz.

- Sé que está en ustedes la experiencia que necesito escuchar. -responde demandante EL Gato Noné-

Él -La experiencia esta vez no te sirve nada, ¿No lo ves? Te pelaste con la moral, Pandora ya no te puede ver, para Dafne sos un ser incomprensible... Ahora vos nos planteaste tu remistificación que nadie entiende, bancátela y hacé algo, al igual que todos nosotros hicimos alguna vez, te invito a comenzar tu proceso de suicidio.

-El Gato Noné sale con su pitillo aún encendido silenciosa por la puerta princpial. Deja su perfume al recorrer la habitación.

1 comentario:

Lu Culo dijo...

un cuento de caos y disciplina, sin duda.

bancátela, suicidate o jugá a las cartas.







hay una sala de espera, con olor a dentista y colores estériles. Música funcional que no molesta pero no gusta. Es la sala de espera al Caos. En la sala de espera hay mucha gente, sentada, leyendo revistas, fumándose un cigarrillo o gentilmente mirando a la nada. Están esperando su turno. Desesperando su turno. Temen tanto al Caos.

Una puerta grande, con marco de madera y un enorme picaporte. Todos en la sala de espera saben que a través de esta puerta vistosa se entra al Caos. Atrás de esa puerta, el desequilibrio, el surimiento, el vacío, la intranquilidad. Pero nadie ve que hay una puerta desapercibida, blanca, como de baño, al otro lado de la sala de espera.



Un pequeño cartel en esta puerta dice "Sólo para uso interno del personal". Nadie se preocupa en qué hay allí adentro, todos están demasiado preocupados por su turno con el Caos.

Pero atrás de aquella puerta, hay una sala hermosa, color verde y violeta, y dos sillones, aterciopelados como los que tu relato cuenta, pero de una plaza cada uno. Hay una nube de humo, pero no puede ocultar que soy yo la que está ahí, te espero como siempre, leyendo Continuidad de los Parques.





En nuestra sala especial de Caos, escuchando jazz y tomandome un whisky.





(te amo)