miércoles, febrero 25, 2015

Temporada de palabras

Ande, enredadera,
métase entre los muros
camine entre las rocas
elija sus recovecos y penetre, niña enredadera.
Adelante, eterno pulpo verde,
suba lo que sienta:
montaña o castillo
muro irrevocable del niño Universo;
trepe por la delimitación de los nombres
por la de los vientos de adentro
por la de los abismos de los ojos
por la del límite de la visión.
Colapse ese salar vertical, vital enredo verde vida,
atraviese el fuego
que ha sabido dejarla suspendida
abra(zs)ada en usted misma.
Cosa la cosa herida, enredadera caminante del cielo rojo,
hay lianas de sal para enhebrar, por eso
siéntase libre de surcar los ojos
y caiga en la espiral de la mirada
conviértase en el peral que siente
en el parque que lo contiene
en los muros que lo rodean.
¡Haga fuerza, niña enredadera!
úrdase para el abrazo
presione el entramado
conozca las profundidades
constriña al Universo
estalle lo conocido
desconozca lo que creía ser
observe su propio vestigio
y, por amor propio, no mire atrás al salir.

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