viernes, junio 18, 2010

No more thoughts for a million years

Complejo. Pero complejo... ¿Complejo como un montón de cosas coordinadas que funcionan en conjunto por un fin común? Complejo tal vez como el recuerdo del acalambre cerebral del día que se enredó ese ovillo de lana y se aprendió la lección, pero ¿qué va? Si eso no es más que un recuerdo potencialmente ficticio: oficialmente ficticio en alguna proporción. Complejo como elegir jugar con el amigo raro o con todos los demás amigos y estar sentado mirando el pasto con el caos instalado en el plexo, con los hombros tratando de esconderlo, con el cuerpo exigiendo una decisión; complejo como lo que sucede adentro de la mente.
Como si se pudiera elegir ser complejo y caminar cada día seleccionado el nivel. Como si se pudiera cambiar de mundo y que un alfajor inesperado o un susurro desconcertante no llamen la atención. Algo así como no soñar, pero más rodeado de estambre agarrado con cinta de aislar con huequitos de aire.
Caminar por los pasillos eligiendo regalar una historia a quien la desea. Convertirse en la historia que alguien quiere vivir, sentirse honrado por haber sido elegido... Oh vamos... eso solo está en tu mente y lo que te inventás como percepción, a lo cual llamás real, le ignorás la parte de ficción que le corresponde -a la palabra realidad-. Teorizar y no llegar jamás a conclusiones es el único camino dentro de esta jaula. Ser todo lo que sin permiso los otros deciden que seas, obvio, sin permiso, si no podemos comunicarnos entre nosotros, no existe tal cosa.
Algo así como si uno pudiera ser tan nada y tan indulgente y tan simplemente cosa que se deja ser todo lo que los otros quieren; sin juicio, sin opinión, solo relativismo y la temperatura de las manos que moldearon la forma actual de existencia. Oraciones cortas. Ideas irrefutables. Sonrisas amables. Ojos duros.
Ojos duros pero despeinados que no sanan pero acarician y se encuentran con más nada y la nada, con nada se moldea y ahora hay formas en la nada compleja de la historia que se inventó cuando se intentaba no inventar nada, nada más que ser parte de la historia del otro, aunque claro, eso solo sería parte de lo que se cree que se está haciendo.
Las palabras no son suficientes. Las palabras.

No. Pero no sé explicar dónde me paro para saber que no.

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