miércoles, septiembre 09, 2009

Look into your book of roules and tell me what you see, Am I all that different? Are you just the same as me?

Dolor.

Dolor. Físico.

Moretón en la rodilla izquierda.

Ampollas en ambos empeines.

El ánimo agotado pero feliz.

El cuerpo puede seguir, porque le he exigido un cambio de hábito.

La comezón en la espalda.... la comezón psiquiátrica en la espalda.

Una indolora y refrescante mudada de piel en la cara. Una nueva costumbre, una nueva cadena: Sarah.

Sarah es el mismísimo amor a la vida. El alterego.
Sara elige intenso y siempre a favor suyo.

Sarah tomó su primer gran decisión: el letargo.

Sarah elige. Sara deja de ahullar a la luna, la luna ya estuvo aquí. Sarah le resta atención al diálogo con el self. Es hora de descuidarse: es hora de ocupar el tiempo.
Lo acumulado hasta aquí hace de Sarah un ser implacable. Hace de Sarah un ser sabio y decidido. Sarah no se quiere escuchar, quiere actuar, practicar lo aprendido, caminar a ciegas y avanzar gracias a una mano amiga: la ocupación.

Compartir el gasto de la yerba fue el primer paso. Regalar una sonrisa sin conocer el código de quien la recibe. Prestarle atención a ese código, evocar un primer bocado verbal y obtener consentimiento. No pierde picardía y juega personajes que aún no comprendo, envió -y me envío- mensajes contradictorios, personajes incompatibles, ansiedades y meditaciones, simpatía y confrontación. Acá voy Sarah.

Objetivos materiales, consecuencias tangibles, resultados no-para-¡ya!, ignorar por un rato las angustias y los placeres, vocesescuchad, no hay eco para ustedes aquí volverán a ella cuando el tiempo de ausencia culmine. Cuando el tiempo de lo real se acaricie con lo-que-espero-un-día-venga... ahhh sí, Sarah recibió eso inconcluso, resentido e insensible: cree no tener nada. Ese es su gran secreto, así avanza ella de la nada, hacia la nada misma, segura de caminar.

Sarah cuando vuelva a sí misma va a ser un ser ajeno y aventurero. Aparecen las materializaciones de la presencia de Sarah. Se levanta de la antesala del caos y camina.

-Ojalá pronto vuelva- piensa. -con algo que decir-.

Sin las 11:56 y yo me estoy yendo a dormir. En la nada no hay vuelta atrás.

Quizás un día quieras despertarme, me gusta el mate amargo.

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