viernes, mayo 29, 2009

La abuela

Sobre la mesa:
un plato, una cabeza.
un vaso torcido agarrado por una mano. líquido derramado sobre el mantel blanco con flores verdes y celestes. un rollo de papel higiénico bastante usado ya y dos bollos de papel manchados. un celular que dice "7 llamadas perdidas", un par de guantes sin estrenar y varios papeles. una botella de whisky vacía en el borde opuesto al plato, de la mesa pequeña y redonda. El ventilador funciona en velocidad mínima. La luz proviene de la ventana que está a dos metros de la mesa, frente a la cabeza en el plato. En el piso hay una toalla tirada y sucia, dos cochecitos de niño, de los cuales uno está sobre el pie.
y la mancha de humedad.

Ojos 1: uno entornado, el otro completamente cerrado, lagrimeado por un pedazo de cebolla incrustado en él que está abrazado por una tira de morrón y espiralado por una hebra de zanahoria. El ojo entreabierto está inmóvil y tieso. La pupila completamente dilatada y el iris blanco pálido; parece haberse roto la córnea. Visión: 404 not found.
Ojos dos: dos ojos celestes cyberiano abiertos de par en par con el horror de la guerra a cuestas y la inocencia de quien nada ha aprendido y la furia de quien sabe discriminar a gusto.
Ojos situados a unos tres metros de los primeros.
Desde este ángulo puede verse la cara en el plato, pero uno solo de los ojos, la mano sobre el whisky derramado -desperdiciado-, la mancha roja en la camisa desabotonada que deja salir pelos blancos del pecho flácido, el perro chupando el miembro entumecido. EL nene jugando con algo que la mesa obstaculiza.
Ojos 3: un falo pequeño y entumecido en el centro de una visión curva en blanco y negro que tiene sobre sí algunas arbejas. Atención, alguien me mira, cambio de ángulo: otro animal ya avejentado mirándome comer atónito: le gruño, es mi comida. Sigo lamiendo.
Ojos 4: Dos faroles oscuros y brillantes con la mirada indetenible, vacía de contenido pero atenta y obsesiva. Desde acá puedo ver al perro que juega con el pito y a la vieja que le gusta mirar al perro jugando con el pito y uhhhh tengo una pelusa en el hombligo, tengo un ombligo redondito y metido para adentro,¿Puedo meter el dedo? sí acá lo veo y...entró. La mano y la mirada pasan a la camisa abierta: ¡Papi! ¡Papi! Vino la abuela!

No hay comentarios: