Me intimida tanto movimiento
Se impone la exposición
sin permiso, sin gentilezas
Se me pone la piel de gallina
al sentir el contacto con todo lo demás
y se me erizan los pensamientos
cuando pienso en perturbar su quietud
su imponencia
y lo siento cobrar fuerzas
convertirse en peso hacia algún lado
donde la gravedad soy yo
Pero si estamos ambas
la gravedad y yo suficientemente quietas
tal vez nos confundan con una sola entidad
y pasemos desapercibidas de los ojos curiosos
sin siquiera percibirlo.
Soy paraíso en la tempestad amarilla
Pero soy oasis a los ojos que no saben lo que buscan
y me convierto en el fondo del mar
azul profundo e inexplorado
quietud de astro
movimiento del cosmos que una mente inventó
curiosidad naranja.
De mi cuello parten las palabras
que ya no soy capaz de decir
signos gordos y densos con tejido adiposo
que me fueron extirpados
Mis más mágicas definiciones
todas presas en el corazón de una piedra
La no voluntad.
La inspiración.
La musa.
Porque érase una vez
que yo me oía a mí
y ahora no me quiero callar
porque me escucho
Y una vida menos para la felina y un poema más
que duerme y se alimenta
y continuó en tu ausencia
con tus palabras
la impronta, el sello de calidad
buscándose en este nuevo lugar
volviendo cada mañana al azul oscuro manantial
resurgiendo en cada Luna llena
como la voluntad de los soñadores anhelantes.
Y soy el peso en la Tierra
y escavo sedienta de grasa
de centro de carne extirpada
y la carne y yo nos fecundamos
y estallamos al astro
y somos supernovas.
Me miro las manos con desconcierto.
érase una vez el día después.
estaba el día y yo después
cuando mis manos lograban apropiarse de algo
y comía o fumaba algo,
salía en la foto y entraba en el día
pero mis manos antes o después, o en el día
consumían el respectivo objeto
y la presión pasaba a mis ojos
y no sabía qué hacer, y dubitaba, experimentaba
y después me di cuenta de que lo que en realidad veía
era el fondo de mi nuca
y que la presión era fruto del sentido inverso de mi visión
así llegue a la vía láctea
y conocí a la Luna.
Un azul oscuro manantial
Una vida menos para la felina y un poema más.
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