La necesidad de explicación surge a partir de la afirmación de la ignorancia. Así lo entendió Aristóteles en un famosísimo texto:
Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por el estupor; al principio, estupefactos ante los fenómenos sorprendentes más comunes; luego avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores, como los cambios de la luna y los relativos al sol, las estrellas y a la generación del universo. Pero el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia, (por eso también el que ama los mitos es en cierto modo filósofo, pues el mito se compone de elementos que dejan estupefacto). De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en busca del conocimiento, y no por ninguna utilidad.
Aristóteles, Metafísica, 982, b.11-32(sin subrayar en el original)
Y de la misma forma Zubiri expresa:
Precisamente porque la ignorancia es un modo de intelección afirmativa, el hombre tiene que ir aprendiendo a ignorar. Sólo así puede crear nuevas simples aprehensiones que en su hora pueden conducir desde la ignorancia a otros modos de intelección afirmativa. El acceso a la ignorancia, al margen y por encima de la nesciencia, es un duro movimiento intelectivo.
Zubiri. Inteligencia y logos, pág. 187 (sin subrayar en el original)