Me congelo. Miro al abismo. Tiene la cara fría y la mandíbula tensa. Me mareo al transformarme en humo que sale de la boca que tose y no grita y me dibuja mirando al abismo para que lo mire porque es quien pita quien lo ve y va hacia donde yo-humo no sé que voy, impresa de su aliento, y estoy en la habitación de los hilos y las palanganas y todo movimiento es un accionar de otros movimientos perfectamente concatenados y sincronizados al ritmo de lo que pueden, para que salga, para que funcione, para que suceda.