Mis ojos y las letras y todo lo que no dicen las palabras que leo o que escribo o que digo y que me cuento con la única voz que jamás pude escuchar: la mía leyendo y para leerme (escucharme) hay que mirarme desde el movimiento y yo estoy entre la multitud pero yo estoy despidiéndome del soporte que pronto será obsoleto. Y ahora más que nunca todo tiene muchísimo sentido y vos no hacés más que reflejarme, elegir reflejarme cuando me cuento secretos con voz oculta para mí. Vos escuchás la voz que lee, te estoy leyendo a vos (para vos), que sí podés escuchar y a veces, poderoso reflejo, a veces me contás un cuento y a veces me cambiás el soporte y otras veces solo me sentís pero nunca me preguntás y lo mejor de todo es que no me contás y entonces yo no sé qué de mi voz que no conozco te gusta tanto como para prestarme atención pero gracias, muchas gracias.