dos casas diferentes
una, vieja y conocida, pero en ruinas
la otra, nueva y misteriosa
llena de gente
de espacios
de conceptos
de zorros rojos que explican
la luz era tenue
había humedad
era un lugar donde la gente se buscaba a sí misma
siempre los techos altos e inalcanzables
las paredes roídas por siglos de preguntas
una tv olvidada, pequeña y de fondo
para los cansados de buscar
habitaciones con diferentes frecuencias
y olivas gigantes sobre las cuales reposar
yo estaba agotada
y nadie iba a hacer nada por mí
sin que yo antes demostrara interés
no lograba encontrar mi lugar
algunos hacían deporte con los pies anaranjados por el color de la piedra humedecida
otros eran tribuna y contemplaban
no había pájaros ni cielo
no había dirección solo caminos indescifrables
pues las pisadas de tantas vidas se confundían en el fango
los rostros eran apacibles
serenos quizás cansados
las muecas eran levemente tristes
los cuerpos algo delgados
las miradas tendían hacia el suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario