El topo frustrado hizo pozos inconexos en lugar de catacumbas, desperdigó huesitos... pero las ratas están más allá. Los alcauciles en su andar maquiavélico rodean a los topos, los encierran bajo las cebollas, los ponen a llorar. Ahora los topos caminan con agujas de puercoespín insertadas en su conciencia, se presionan los agujeros con tierra, se tapa el molehill, se desmorona el no pasadizo, se cimienta el vacío, se derrumba lo conocido, se arriesga lo que no se tiene, se expone, se vulnera, se desintegra con el último esfuerzo. La batalla parecía terminada pero nadie vio a las larvas y ahora son lo que no conozco y no estoy segura de en qué agujero de topo terminé y estoy descalza y pronto me voy a dar cuenta de que estoy desnuda y pronto voy a ser un topo negro y casi ciego, solitario y roedor, en silencio... expectante, aguardo desde mi rincón oscuro, aún.
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